domingo, 2 de diciembre de 2007

Sobre viajes y mudanzas

Casi todas las noches que tomo el bondi para venir al trabajo me cuelgo pensando en el despelote que es esta ciudad, ni hablar los fines de semana.
Esta bien, vivo sobre Corrientes, esta lleno de pibes y pibas que salen, que no viven como yo a contramano del universo y que, de ultima el desubicado soy yo.
Pero pensaba en que vivimos cebadisimos, pasados de rosca y que hay mucho limado suelto por la vida, incluidos algunos maleducados.
Tengo como cinturon de seguridad el ipod, entonces como muchos de estos personajes te ven con auriculares no te joden, creen que no escuchas nada y eso, sumado a mi importante cara de orto, hace que no jodan por mas de 5 segundos; pero amiguitos... si, los escucho a todos! Y me parecen insoportables.
Quizas el que se volvio intolerante soy yo, quizas envejeci de golpe y no me banque mas nada, sea cual fuera la razon; me rompe mucho las pelotas viajar a los tumbos, esquivar escabiados y violentos como el kun Aguero adentro del area rival.
Entonces surge la idea magica: irse al carajo.
Y despues de reflexionar con mi amigazo Jorge, coincido con el que no hay lugar donde uno pueda ir en el cual el bardo no lo persiga, porque es uno el que esta con esa onda, enganchado en esa historia de quilombo; el que debe inmunizarse es uno del ruido que uno mismo genera y a partir de ahi, aislarse solito asi sin darse cuente, del bardo ajeno.
Por lo tanto, no cuesta tanto entender que cuando uno busca ese lugar que le de paz, es inutil buscar, el que busca por lo genral no encuentra, el proceso es el inverso; hay que encontrarse uno mismo y entonces quizas uno pueda ponerse a buscar algo que ayude a una paz que esta creciendo dentro de uno.
Me paso cuando buscaba casa, vimos bocha de lugares de mierda, no cabe otra palabra; paredes rajadas, humedad infinita, disposiciones laberinticas...
Cuando al final encontramos algo que era como un oasis, los que complicaron el cuadro son algunos vecinos de mierda que aportan su dosis de locura particular que interfiere con la existencia de uno (o bien, exacerban el despelote interno de cada uno).
Por lo tanto, en mi humilde conlusion, en mi entendimiento propio e intrinseco; creo comprender que el que debe responder y/o resolver esas historias, es uno mismo; no hay viaje/mudanza/etc que nos saque de ese lugar incomodo que somos nosotros mismos: a veces somos nuestro peor enemigo.

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